“Es la primera vez que bajo al pueblo después de más de tres semanas sin salir de CITA. Tengo mis dudas. ¿Me dará algún tirón? ¿Podré resistirme a la birra que tanto me apetece?
Me siento contenta, andamos en grupo y nos cruzamos con gente que va y viene. Se respira Domingo.
Parada en el estanco y después en los chinos. Necesito comprar alguna cosita. Voy a toda prisa.
Vamos al bar Pido una Coca-cola light. En mi vida la he bebido. Mmmmmm. No está mal. Hay un buen ambiente con los compañeros, comemos patatas chips y cantamos canciones.
Es la primera vez en muchos años que no he tenido la sensación de rallarme. No he sentido ni un poquito de ansiedad!!!!!! Al contrario, es fantástico!!!!!.
Me siento ligera, libre, satisfecha conmigo misma. Es como si me hubieran quitado un gran peso de encima. Seguimos caminando por las calles, mercadillo, sol, otra coca cola light y más canciones.
Estoy bien, aligerada, libre, me estoy amando.
¿Puede ser que esto que siento sea felicidad?”
Montse¿Es esto la felicidad?
“He estado en la clínica CITA durante casi tres meses y ahora me siento tan en casa que me da pena irme. Anteriormente había estado ingresada en otros cinco centros, algunos muy buenos y otros no tan buenos, pero lo que hace de este lugar un sitio tan especial es su enfoque holístico para la recuperación de una adicción. Más allá de las buenas terapias psicológicas y psiquiátricas, CITA me ha ofrecido toda la ayuda necesaria para resolver los problemas desatendidos. Allí me han organizado y programado todas las citas (médicas, profesionales o personales) con el fin de ayudarme a conseguir una reinserción completa. En CITA, todo el mundo es tratado de manera personalizada y el personal se asegura de que se cumplan tus necesidades. Trágicamente mi hijo murió mientras yo estaba aquí y trajeron a un especialista en duelos para que nos atendieran a mi hija y a mí. En un momento tan difícil, tuve la sensación de que se ocupaban plentamente de mí en todo momento.
En cuanto a los pacientes, he llegado a quererles a todos. Aquí he encontrado a personas tan comprometidas con su recuperación y con tanta autenticidad que te hacen sentir como parte de una gran familia. Nunca he conocido a un grupo de gente tan dedicada a estar bien y que muestre tanta honestidad para recuperarse de una adicción. Además de las terapias de grupo, hemos pasado muchos días juntos y compartido muchas actividades: pádel, yoga, pilates, gimnsaio, televisión, música, montar a caballo, ir de paseo o, simplemente, charlar.
En este momento, mi recuperación ha progresado y ya puedo pasar al nivel de la reinserción urbana y dejar atrás a mis amigos y al maravilloso personal que ha estado a mi lado durante todo este tiempo. Por eso, dejar atrás a la que ha sido “mi familia” es para mí un momento triste.
Un beso a todos.”
AnónimoCasi tres meses
“Mañana ingreso en CITA después de muchos años de consumo continuado. Al final, mi familia me ha convencido ya que yo nunca hubiese tomado esta decisión por mí mismo. Hasta el último día tengo que consumir antes de irme a dormir.
17 de enero: Estoy menos nervioso de lo previsible si tenemos en cuenta que el ingreso supondrá un cambio radical en mi vida, aunque esto todavía no lo tengo totalmente decidido ya que prácticamente vengo empujado por las circunstancias. A pesar de todo, se ha producido en mí un cambio muy positivo: el deseo de hacer bien las cosas; no puedo defraudar a mi familia.
Tres primeras semanas: Lo que en principio no era una decisión totalmente mía se ha convertido en un reto personal que pienso lograr, como tantas otras cosas en mi vida.
Desde el primer día, mi cabeza cambió radicalmente y me puse a trabajar en dejar atrás las drogas. Mi estado de ánimo era de excesiva euforia, pero, poco a poco, empecé a tocar de pies al suelo. No se pueden cambiar 15 años de consumo de una forma tan fácil.
En estas primeras semanas he conseguido expresar mis sentimientos más profundos, he aprendido a relajarme, a respirar profundamente ante un problema, a aceptar mi dependencia y, sobre todo, a analizar con los profesionales de la clínica las causas de mis problemas. A pesar de lo aprendido durante este tiempo, mi estado de ánimo no era normal: tenía demasiada euforia y no estaba centrado.
Cuarta y quinta semana: En estas semanas he aprendido una cosa fundamental: A pensar en mí y a gestionar los problemas que me van surgiendo. Ante un problema concreto, me doy cuenta de que he aprendido más de lo que pensaba. Estoy superando situaciones que, en mi vida cotidiana, me habrían llevado, sin ninguna duda, a un consumo abusivo.
Sexta semana: Creo que llevo un buen proceso. Ya he pasado a 2ª fase y he profundizado mucho más en mi interior. Esta semana he encontrado junto a mis psicólogos las causas de mis problemas y ahora empezamos a trabajar en ello.
Séptima semana: Todo lo aprendido hasta ahora me ha servido para tomas decisiones de futuro importantes para mi vida…”
Anónimo7 semanas y media
“A dos días de mi despedida, siento que la tranquilidad me invade. En estos días que llevo en CITA he trabajado duramente para esclarecer mis miedos y poder seguir mi camino en la vida.
Por un lado, he vuelto a recuperar el optimismo, que es un sentimiento clave para poder seguir trabajando con mi psicóloga. Pero, por otro lado, me encuentro un poco perdido en el proceso de búsqueda de mis herramientas internas para poder afrontar con éxito los problemas. Sé que las tengo y, aunque ahora mismo no sé verlas, tengo la seguridad de que en un futuro próximo sabré encontrarlas y usarlas a mi favor.
Sé que no puedo perder la sinceridad conmigo mismo y estoy dispuesto a volver a sentir y a vivir con madurez todas las emociones que la vida me depare.”
AnónimoA dos días de mi despedida
“No estoy bien y me noto flaquear las fuerzas. Esta noche es dura. Por suerte vivo frente al mar y me he pasado la última hora de pie junto a la orilla, mirando las olas y el cielo estrellado. Pelándome de frío por el viento, pero aguantando y agradeciendo estar vivo. Agradeciendo el volver a casa y escuchar música mientras chateo con algún alma que me apoya en la distancia. Escribiendo estas lineas con un nudo en el estómago. Hoy es uno de esos escasos momentos en todo mi tratamiento en el que tengo la sensación de estar al borde de una recaída. A puntito de pegármela.
No quiero consumir, no ahora después de tanto tiempo abstinente. Este mes cumplo tres años limpio.
Pero estoy triste y cansado. Soporto muchas dificultades y no sé cuánto aguantaré en este estado sin explotar…
Ya tengo la dirección y los horarios de Narcóticos Anónimos. Mañana por la tarde iré sin falta. Necesito vaciar toda esta mierda que me llena, y los mejores compañeros son los que como yo cayeron en la adicción. No importa que no los conozca, mañana me presento allí pidiendo ayuda.
Algo me ha hecho crick adentro, estoy muy triste y me duele mucho.”
AnónimoAgradecido de volver a casa
“Qué gran alegría cuando ves lo que puedes conseguir con un poco de ganas y de esfuerzo. Si los caballos pueden, ¿por qué no nosotros?.
Hemos asistido a un curso de doma en el que Fénix, un caballo nada sociable y asustadizo, está aprendiendo a confiar y a compartir. En estos momentos aún no ha acabado su cambio, está en ello, pero sus ganas de conseguirlo y las nuestras no se pierden. Hoy en día, a Fénix ya se le puede acariciar, puedes jugar con él, ya empieza a confiar en la gente y ya no se asusta tanto. Paso a paso, él está cambiando. Y lo que es igual de importante: nosotros también podemos hacerlo.”
AnónimoAprendiendo de los caballos (Psicoterapia asistida por equinos en Clínicas CITA)
